El Arboreto de Lourizán, también denominado como Centro de Investigacións Forestais e Ambientais de Lourizán ( Centro de Investigaciones Forestales y Ambientales de Lourizán), es un arboretum de unas 54 hectáreas de extensión que localizado en el municipio de Pontevedra, cuyo origen es El Pazo de Lourizán que se encuentra en la vertiente norte del macizo del Morrazo, al fondo de la ría de Pontevedra, entre las poblaciones de Pontevedra y Marín, a unos 3 kilómetros del centro de la capital.
En este jardín botánico se encuentran más de 1900 árboles procedentes de todo el mundo, muchos de ellos de gran porte.
Importante colección de camelias en la cual los especímenes antiguos de camelia de Lourizán se cree que pertenecen al Establecimiento Hortícola portugués de Jose Marques Loureiro en el siglo XIX.
También se encuentra depositado la mayor parte del Herbario Merino
Depende administrativamente de la Consellería de Medio Ambiente, Xunta de Galicia
Historia
Antiguo pazo histórico de Lourizán, con fuentes y jardines.
Los orígenes de la propiedad se remontan al siglo XV cuando ésta todavía era una granja.
La edificación, de estilo modernista, construida a principios del siglo XIX, fue diseñada por el famoso arquitecto D. Genaro de la Fuente Domínguez. Destaca la escalera de piedra de corte imperial y sus profusas columnas, grandes ventanales, estatuas de inspiración clásica y ornamentos.
En el jardín de estilo romántico se encuentran diversas fuentes históricas: la «fuente de la concha» del siglo XVIII), la «fuente de los tornos» del siglo XVII y la fuente o «gruta de los espejos» del siglo XIX que está adornada con vidrios de colores.
En el siglo XIX la finca fue adquirida por el político Eugenio Montero Ríos quien la convierte en su residencia de verano y también en un importante foro de reunión de las personalidades más influyentes del momento. En sus salones se negoció el Tratado de París por el cual se cedieron las islas de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.
En 1943, por Orden del Ministerio Nacional de Educación de 25 de febrero, se crea en Pontevedra la finca «Lourizán», cedida al efecto por la Diputación Provincial, en la que se inicia el estudio de especies forestales de crecimiento rápido, con vistas a cubrir las necesidades nacionales de madera en esos años.
La finca, y residencia de Lourizán fueron el lugar de prácticas de los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de Madrid hasta su adscripción a la Junta de Galicia.
Este gobierno autonómico ha creado en sus instalaciones el Centro de Investigacións Forestais e Ambientais de Lourizán.
EL ORIGEN DE LA DENOMINACIÓN «LOURIZÁN»
No se conoce de forma documentada la procedencia del vocablo que da nombre a la parroquia y por extensión a la finca. En opinión de algunos autores (Padre Sarmiento) se podría deber a la presencia de loureiros (Laurus nobilis) en la zona de cuyo nombre derivaría el vocablo. Sin embargo Otero Pedrayo atribuye el término lourear al reflejo que produce el sol sobre las aguas tranquilas cuando se pierde en el horizonte. De aquí derivarían términos como Lourido, Lourizán, etc.
PRIMERAS NOTICIAS
Se sospecha que Lourizán fue asentamiento de los primeros núcleos de población que dieron origen a la ciudad de Pontevedra, cuando éstos se desplazaron desde Lourizán a su emplazamiento actual por motivos de seguridad. Nos lleva a esta afirmación el testimonio de Jerónimo del Hoyo (1607), quien en sus memorias al referirse a Pontevedra dice «Fue edificada a un principio junto al mar, do ahora es la feligresía de Santo Andrés de Lourizán… y por más seguridad se mudó el rio arriba».
El primer testimonio escrito sobre la existencia de la parroquia de Lourizán (Magán y Álvarez 1994) lo encontramos en un documento religioso de concordia entre clérigos, datado el 3/11/1320, donde cita «Montillon clérigo con carta de Santa Andre de Louriçana.»
ORIGEN DE LA FINCA: EL PROCESO DE AGREGACIÓN TERRITORIAL
Los antecedentes de la actual finca de Montero Ríos se pueden encontrar en las propiedades del Marqués de la Sierra, según figura en el Catastro del Marqués de la Ensenada, donde se enumeran las propiedades de aquel en los siguientes términos: «Casa de Campo» «una finca en el Monte do Sino» y otras muchas propiedades.
El título de Marqués de la Sierra es otorgado por Carlos II, a partir del señorío medieval da Serra de Outes, al pontevedrés D. Fernando Mariño de Lobeira y Andrade (Magán y Álvarez 1994).
- Ramón Patiño reúne el Marquesado de Castelar, por parte de padre y el de La Sierra, por parte de su madre. Entre el patrimonio heredado se encuentra la Granja da Serra.
Posteriormente, D. Agustín de Santos Triguero, apoderado de D. Ramón Patiño, Marqués de Castelar y de La Sierra, afora la finca a D. Francisco Genaro Ángel, que la adquirirá en propiedad en 1791. Más tarde es adquirida (en pública subasta) por Buenaventura Marcó del Pont, o comprado a los herederos de Francisco Genaro Ángel y Méndez, hermano de su esposa y propietario del pazo, por quiebra de D. Lorenzo Lozano de Ríos, propietario y heredero de D. Francisco Genaro Ángel. La finca es transmitida por herencia al Sr. Pulgar.
En 1876, un joven catedrático de Santiago, Eugenio Montero Ríos, arrienda la «Granxa da Serra» por 25.000 pesetas a los herederos del Sr. Pulgar. Se piensa que en ese momento Montero Ríos ya poseía una propiedad colindante, adquirida como pago a los servicios jurídicos prestados a la Marquesa de Astorga en un pleito foral. Dicha propiedad incluía a Granxa de Blanco, actualmente perteneciente a la finca, y la isla de Tambo, vendida al Estado en 1943.
En 1879 Montero Rios compra a los herederos del Sr. Pulgar, por 85.000 pesetas, la «Granxa da Serra», que anteriormente había arrendado, de las que se dedujeron 25.000, pagadas en dicho arriendo. El patrimonio adquirido comprendía:
- A Granxa da Serra, integrada por casa principal, hórreos, molino y palomar, circundada por muro de piedra.
- Monte del Sino, incluyendo la peña Escalona. Esta propiedad, unida a la Granxa de Blanco y al monte do Rodo, adquirido posteriormente, alcanzan las 52 Has que constituyen la finca en la actualidad.
En 1943 la finca es vendida por los herederos de Montero Ríos (excepto 1/5 parte que permanece en poder de María Victoria Montero, hija de éste) a la Caja de Ahorros Provincial, que tras adquirir la quinta parte que restaba, la vende a la Excma. Diputación de Pontevedra, bajo cuya propiedad permanece en la actualidad, cedida a la Xunta de Galicia que se responsabiliza de su gestión.