—————————-Por Manuel Rodríguez Díaz
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La lectura del atinado artículo de Alejandro Otero Davila, publicado recientemente en 65ymás.com bajo el título “La coexistencia de cuatro generaciones” me ha traído a la mente un par de reflexiones muy personales que trato de resaltar.
En la PRIMERA reflexión me asalta la duda de si a lo largo de mi vida he estado condicionado por el hecho de no haber conocido a ninguno de mis cuatro abuelos. Cuando yo nací, ya habían fallecido mis dos abuelas y mis dos abuelos. En la actualidad, y metido de lleno en mis funciones de abuelo posmoderno, estoy llegando a la conclusión de que me he perdido una serie de vivencias muy importantes. Quizás, ahora me encuentre vertiendo sobre mis nietos toda la cariñosa ternura que yo nunca he recibido.
La SEGUNDA reflexión está cargada de perplejidad. Resulta paradójico que, como bien dice Alejandro Otero, en esta época en que la coexistencia de cuatro generaciones es una auténtica y novedosa realidad, se pueda llegar a sufrir en exceso el síndrome de la “soledad no deseada”
La soledad querida y deseada es una opción muy respetable. En muchos casos resulta muy conveniente y saludable. En concretas ocasiones hasta debía ser “obligatoria”, pero la SOLEDAD NO DESEADA de la que estamos hablando es otra cosa que entre todos debíamos evitar.
Tengo muy claro que la solución a este problema es muy difícil. De momento, voy hacer mía la frase de J.P. Sastre “Si te sientes en soledad cuando estás solo, estás en mala compañía”. Al mismo tiempo trataré por todos los medios que la gente que me quiere y a la que yo venero no sufra nunca de soledad no deseada.
Hay que confiar mucho en labores como las que anuncia FEGAUS
Gracias FEGAUS
Manuel Rodríguez Díaz
Vigo, 22 Julio 2020